Declaración del Partido Comunista del Ecuador con motivo de su 99 aniversario
La vida del Partido Comunista del Ecuador (PCE) está intrínsecamente ligada a la historia de la lucha de clases en nuestro país. Sin duda alguna, hemos sido un aporte fundamental en las grandes transformaciones sociales y en las reivindicaciones de la clase obrera. En nuestras rojas banderas están representadas las aspiraciones del pueblo trabajador, los campesinos, las mujeres, los jóvenes, los pueblos indígenas, los intelectuales y todos los sectores populares que, a lo largo del tiempo, han enfrentado al capitalismo, las dictaduras militares y a los gobiernos reaccionarios y oligárquicos.
La constitución de nuestro glorioso destacamento comunista fue un factor determinante que permitió un salto cualitativo en el movimiento obrero ecuatoriano. Tras un proceso de acumulación de fuerzas, la organización sindical adquirió un carácter revolucionario. Fue así como, con tesón y mística, se logró constituir la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE), referente combativo y movilizador en la lucha de clases. La CTE se convirtió en una de las principales abanderadas de la defensa de los derechos de los trabajadores, impulsando la creación del Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y trabajando por la unidad clasista junto a otras centrales sindicales. De ese esfuerzo surgieron las grandes huelgas generales de las décadas de 1970 y 1980, hitos de la lucha obrera ecuatoriana.
De igual manera, los comunistas fuimos impulsores del movimiento indígena organizado, promoviendo la creación de la Federación Ecuatoriana de Indígenas (FEI), liderada por nuestras históricas baluartes Dolores Cacuango y Jesús Gualavisí, quienes encabezaron acciones firmes contra el latifundismo y el modelo feudal aún dominante en el agro. En la región Costa, los comunistas impulsaron la creación de la Federación de Trabajadores Agrícolas del Litoral (FTAL), una herramienta de lucha contra los hacendados explotadores.
El origen del PCE se remonta a la creación de la Célula de Propaganda «Acción Lenin», constituida como la Sección Ecuatoriana de la Internacional Comunista, la cual ya operaba bajo el nombre de Partido Comunista del Ecuador. Su representante general fue el camarada Rafael Ramos Pedrueza, proveniente del Partido Comunista de México. Esta fundación tuvo lugar el 22 de septiembre de 1925, y fue reconocida oficialmente por la Internacional Comunista.
Posteriormente, surgió la necesidad histórica de construir una asamblea unitaria que consolidara los esfuerzos revolucionarios dispersos y diera forma organizativa al proyecto comunista en el país. Fue así como, el 23 de mayo de 1926, se realizó la asamblea que dio origen al Partido Socialista Ecuatoriano (PSE), eligiéndose como Secretario General a nuestro eterno camarada Ricardo Paredes Romero. Más adelante, en un proceso natural de maduración ideológica y política, y en coherencia con los principios del marxismo-leninismo, el partido adoptaría su nombre definitivo: Partido Comunista del Ecuador (PCE).
A lo largo de estos casi 100 años de lucha, uno de los pilares fundamentales de nuestro Partido ha sido y seguirá siendo su Joven Guardia, la Juventud Comunista del Ecuador (JCE), nacida el 27 de agosto de 1929 bajo el nombre de Federación Juvenil Comunista del Ecuador (FJCE). En ella se han formado generaciones de jóvenes trabajadores, estudiantes, campesinos y militantes del proletariado, quienes han asumido el compromiso firme de luchar por la revolución socialista-comunista.
Desde sus inicios, la JCE, junto a otras fuerzas revolucionarias, fue protagonista en la organización de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE) y la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE). Asimismo, ha protagonizado gestas heroicas como las huelgas estudiantiles por la reforma universitaria en los años 30, las luchas por el libre ingreso, que costaron la vida de más de 30 jóvenes asesinados por la dictadura de Velasco Ibarra, así como movilizaciones contra gobiernos criminales y acciones clandestinas durante la dictadura militar anticomunista de 1963–1966.
La Jota también combatió a las bandas fascistas como ARNE y ATALA, y al oportunismo reaccionario del PCMLE y el PSC, que pretendían enquistarse en las universidades. Pero también ha librado una lucha interna sin tregua, siendo la principal defensora de la línea revolucionaria del Partido frente a posturas liquidacionistas, reformistas, agenciosas y ultraizquierdistas que han intentado fracturarnos desde dentro. Lo hizo en los años 90, cuando enfrentó a los desertores que pretendían disolver al Partido en la socialdemocracia. Lo volvió a hacer en 2012, cuando desbarató el intento de convertirnos en instrumento de ministros y funcionarios del Estado burgués. Y una vez más, lo hizo al enfrentar a los traidores liquidacionistas que sumieron a la organización en la inercia y el entreguismo.
En casi cien años de lucha de clases, el Partido Comunista del Ecuador ha debido afrontar múltiples obstáculos y enfrentarse a diversas expresiones de la reacción, muchas de ellas orquestadas por la CIA y por los gobiernos de turno al servicio del imperialismo y de las oligarquías nacionales.
Pese a ello, hemos asumido con decisión el desafío de la reconstrucción revolucionaria, impulsando una profunda autocrítica interna y retomando con firmeza los principios del marxismo-leninismo como instrumento de liberación del proletariado del Ecuador y del mundo.
Con optimismo, convicción y firmeza revolucionaria, avanzamos hacia nuestro primer centenario. Creemos que otro mundo no solo es posible, sino necesario, y afirmamos con certeza histórica: ese mundo será comunista.
Nuestra postura frente a la amenaza de guerra imperialista.
La clase trabajadora a nivel mundial atraviesa un periodo particularmente complejo. Las disputas interimperialistas se recrudecen con creciente intensidad, arrastrando a la humanidad hacia una nueva gran conflagración por el reparto del planeta. El imperialismo norteamericano, aferrado a mantener su hegemonía en decadencia, recurre a su instrumento más fiable: la guerra. Lo ha demostrado a lo largo de este primer cuarto de siglo, intensificando su ofensiva en el Medio Oriente y extendiendo sus tentáculos sobre diversas regiones del mundo.
Sin embargo, no es el único actor en este tablero sangriento. Otras potencias imperialistas, como Rusia y China, también entran al juego macabro, movidas por los mismos intereses de dominio, saqueo y control de mercados, recursos y zonas de influencia. La política imperialista mundial, como bien lo señaló Vladimir Ilich Lenin en su obra «El imperialismo, fase superior del capitalismo», no puede entenderse sino como la lucha feroz entre los grandes Estados capitalistas por el reparto del mundo.
Es indispensable insistir: no podemos permitir que se repita el escenario de hace más de un siglo, cuando la socialdemocracia traicionó al proletariado internacional, se arrodilló ante el capital financiero y actuó como correa de transmisión de la burguesía imperialista. Su bancarrota ideológica y política fue evidente al apoyar la guerra imperialista y promover chauvinismos nacionales en lugar del internacionalismo proletario.
Uno de los elementos centrales que ha marcado este profundo giro interno del Partido Comunista del Ecuador es la redefinición y caracterización del imperialismo, retomando nuestras raíces ideológicas y rompiendo con el análisis vacío, mecánico y superficial impuesto por el reformismo. Esta clarificación política no es un simple ejercicio teórico, sino una necesidad histórica.
Por ello, nuestras banderas se alzarán con mayor firmeza en defensa de la autodeterminación de los pueblos, del derecho legítimo a la resistencia contra el imperialismo —como lo hacen, con heroísmo inquebrantable, Cuba y Palestina— y del camino revolucionario hacia el socialismo-comunismo, único horizonte posible para la emancipación verdadera de la clase trabajadora y de los pueblos oprimidos del mundo.
Ecuador frente a la nueva configuración del imperialismo global
La situación política y económica que vive el Ecuador forma parte de un cúmulo de factores que se han desarrollado a lo largo de nuestra historia republicana. La burguesía retrógrada ha gobernado siempre, y es fundamental entender que ella es la verdadera causante de las grandes contradicciones sociales.
La fisonomía de la economía ecuatoriana responde a la lógica de los países dependientes del imperialismo: una economía basada en la producción de bienes primarios, subordinada a los grandes capitales transnacionales. El Estado sostiene su presupuesto mediante un modelo macroeconómico rentista, dominado por una burguesía parasitaria que se ha enriquecido a través de la agroexportación, la importación y la renta petrolera.
Sin embargo, en los últimos años se ha desbordado una profunda crisis de seguridad a nivel nacional: innumerables masacres carcelarias, tasas alarmantes de muertes violentas, niños adolescentes y jóvenes asesinados y reclutados por las mafias, y un progresivo deterioro de las instituciones públicas que ha permitido al crimen organizado adquirir un carácter protoestatal, imponiendo sus propias reglas sobre la clase trabajadora. Ya lo decía Marx: “El capital surge al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies.” Así es como la burguesía acumula sus riquezas: a través de guerras mafiosas, tráfico de armas, narcotráfico, minería ilegal, trata de personas y otras aberraciones.
La descomposición del Estado ecuatoriano no es una casualidad: es el negocio de la oligarquía, que se enriquece a costa de la muerte, el miedo y el dolor de millones de ecuatorianos que apenas sobreviven en medio del caos. Pareciera que la clase trabajadora está condenada a vivir entre la podredumbre, la miseria y el fuego cruzado de las mafias. Pero la verdad es que sí existe una salida, y esa salida es revolucionaria.
Debemos tener claro que el Ecuador es un país estratégico dentro de la disputa interimperialista. Por ello, el imperialismo norteamericano ha trazado objetivos concretos sobre nuestro territorio: apropiarse de nuestros recursos naturales mediante sus empresas transnacionales; implementar políticas de “seguridad” para sostener gobiernos represivos y ahogar cualquier resistencia popular; imponer bases militares con fines estratégicos y mantener su hegemonía sobre la región.
En este período de reconstrucción revolucionaria del Partido Comunista del Ecuador, profundizaremos el estudio y análisis de la burguesía ecuatoriana, sus disputas internas, sus formas de acumulación y su relación con el imperialismo norteamericano. Todo esto nos permitirá comprender, desde el marxismo-leninismo, las condiciones concretas de nuestra lucha y avanzar en la construcción colectiva del Nuevo Programa del PCE: una estrategia y una táctica con visión socialista y comunista.
Sobre la necesidad de dar un giro programático y la urgencia de retomar nuestra esencia de toma de poder
Somos conscientes de que, dentro de nuestra línea ideológica, hemos estado históricamente marcados por el programa de la Revolución Nacional Democrática (RND). Durante décadas imperó un proyecto que respondía a una tendencia internacional orientada a defender las revoluciones democrático-burguesas, relegando la lucha anticapitalista y proponiendo, en esencia, la modernización del sistema en lugar de su abolición. Este enfoque partía de la premisa de que la oligarquía ecuatoriana, atrasada y mediocre, no había desarrollado las fuerzas productivas, y que el salto cualitativo consistía en construir un gobierno de “salvación nacional” que permitiera nacionalizar los recursos y fomentar el desarrollo dentro del capitalismo.
Este programa se convirtió en un gran obstáculo para quienes, desde dentro del Partido Comunista del Ecuador, impulsábamos una auténtica perspectiva revolucionaria. El contexto político nacional e internacional profundizó las diferencias entre los reformistas-liquidadores y los marxista-leninistas. Más allá del caos interno, el liberalismo y la descomposición ideológica, es necesario señalar que, durante este último período, la camarilla del Comité Ejecutivo violó sistemáticamente las normas estatutarias, fracturando la unidad ideológica, política y, finalmente, orgánica del Partido. Este hecho fue el detonante del actual proceso de reconstrucción revolucionaria, al que hoy nos entregamos con convicción, decididos a devolverle a nuestro destacamento comunista el sitio que le corresponde en la historia.
Asumimos con responsabilidad esta autocrítica. No renegamos de nuestro pasado ni de las luchas internas contra el oportunismo; al contrario, esas batallas son parte de la razón por la cual hoy trabajamos en la construcción de un Programa Revolucionario del PCE, que retome la perspectiva originaria de la toma del poder para la edificación del socialismo-comunismo.
En el desarrollo de nuestras nuevas tesis será crucial caracterizar al imperialismo en la actualidad, analizar el grado de desarrollo del capitalismo en Ecuador, revisar nuestra política de alianzas y ajustar nuestra táctica a las condiciones objetivas y subjetivas. Será necesario estudiar la correlación de fuerzas y el estado actual del movimiento social en sus diversas expresiones: indígena, campesina, urbana, juvenil, de mujeres, de trabajadores y demás sectores populares.
Atrás ha quedado ese pasado liquidador, sectario, marcado por la inercia y la incapacidad política. Este proyecto representa el resurgimiento de nuestra estructura combativa y revolucionaria: una creación colectiva, fruto del esfuerzo consciente y disciplinado de cada militante del Partido Comunista del Ecuador y de la Juventud Comunista del Ecuador.
Nos lanzamos con entusiasmo a los preparativos del centenario de nuestra organización. Bajo la guía ideológica de nuestro eterno Secretario General, Ricardo Paredes Romero, declaramos oficialmente este período como el inicio de la Reconstrucción Revolucionaria del Partido Comunista del Ecuador. Asimismo, al cumplirse este 22 de septiembre de 2025, cien años de la creación de la primera célula comunista en nuestro país —constituida como Sección Ecuatoriana de la Internacional Comunista— proclamamos esta fecha histórica como el Día del Comunismo en el Ecuador.
Ante todo lo expuesto, con todos los desafíos por delante y con la urgencia de reorganizarnos y luchar, reafirmamos ante el pueblo ecuatoriano y el Movimiento Comunista Internacional nuestro compromiso inquebrantable de mantener en alto nuestras banderas, defender el marxismo-leninismo y continuar la lucha del proletariado. Porque, con nuestra historia sobre los hombros, ¡marchamos hacia un futuro comunista!
¡Viva los 99 años dentro de la lucha de clases!
¡Viva el Partido Comunista del Ecuador!
¡Revolucionario, Marxista – Leninista… Es el carácter del Partido Comunista!
Comisión Nacional de Reorganización
Partido Comunista del Ecuador
Quito, 21 de mayo de 2025