La situación económica en el Ecuador es insostenible. Los niveles de inseguridad siguen en aumento, y decenas de miles de ecuatorianos se ven forzados a migrar ilegalmente. La juventud queda rezagada en sistemas obsoletos de admisión universitaria, los jubilados ven violentados sus derechos legítimos, y las comunidades indígenas enfrentan el despojo de sus tierras por órdenes de militares al servicio de las mineras. Desempleo y precarización laboral golpean con mayor dureza cada día. A esto se suman los cortes prolongados de energía eléctrica, afectando a la gran mayoría, a las pequeñas y medianas empresas, a los trabajadores informales y a miles de hogares. Mientras tanto, el gobierno de Daniel Noboa ofrece justificaciones absurdas y vergonzosas, demostrando que no gobierna para el pueblo, sino para unos pocos empresarios corruptos y mafiosos que lucran de la explotación, el saqueo y la entrega de recursos nacionales a capitales transnacionales, en una subordinación descarada al imperialismo norteamericano.
El descontento popular crece cada día más. La clase trabajadora ecuatoriana tiene una sola salida ante esta crisis: organización y unidad. Es momento de orientar la lucha hacia los verdaderos causantes de este desastre político, social y económico: los grupos de poder mafiosos que controlan el estado ecuatoriano. Por ello, resulta fundamental avanzar en la construcción del Frente Patriótico, Plurinacional y Antineoliberal, una alternativa revolucionaria que fortalezca la unidad de los sectores más comprometidos.
La movilización espontánea no basta. Nuestra tarea es elevar la conciencia de clase y canalizar la indignación hacia la acumulación de fuerzas con una meta clara: la revolución socialista y la abolición de este sistema capitalista de explotación. La misión revolucionaria de nuestra militancia es consolidar la organización en barrios, sindicatos, centros estudiantiles y otros espacios de lucha; asumir una postura unitaria y combativa para profundizar la lucha, revitalizar y reconstruir los organismos partidistas. A través de la prensa y la propaganda, debemos movilizar y organizar a la clase trabajadora.
El Gobierno de Noboa se debilita en sus propias contradicciones, perdiendo legitimidad ante una opinión pública que rechaza su saqueo y entrega del país. El imperialismo norteamericano intentará sostener su “gobernabilidad” o, de ser necesario, buscará nuevos títeres para mantener su hegemonía en el territorio. Esta situación nos invita a reflexionar profundamente sobre nuestro rol en la lucha de clases y nuestros objetivos estratégicos. La apuesta es seguir empujando hacia la lucha popular en la ciudad y el campo, con una perspectiva de construcción del Socialismo y el Comunismo.