Queridos camaradas:
Con motivo del 99º aniversario de la fundación del Partido Comunista del Ecuador, expresamos nuestros más cálidos saludos revolucionarios y nuestra más profunda solidaridad fraterna.
Durante casi un siglo, el Partido Comunista del Ecuador ha sido una vanguardia del proletariado, un firme defensor de los intereses de la clase trabajadora, de los campesinos y de los oprimidos. Saludamos sinceramente y apoyamos el proceso de reorganización y renovación que el Partido Comunista del Ecuador ha emprendido para aumentar su influencia dentro del movimiento obrero sobre una base marxista-leninista coherente. En una región como América Latina, marcada por una profunda desigualdad, inestabilidad política y una implacable explotación imperialista, la necesidad de una alternativa revolucionaria enraizada en los principios del marxismo-leninismo es más urgente que nunca.
Hoy en día, la guerra imperialista, la crisis económica y la devastación ecológica que desgarran al mundo hacen que la necesidad de un derrocamiento revolucionario del capitalismo sea más relevante y urgente que nunca. La guerra en curso en Ucrania entre la Rusia capitalista y el bloque imperialista euro-atlántico liderado por EEUU, no exenta de contradicciones internas; la expansión agresiva de la UE y la OTAN hacia el Este; la escalada en Oriente Medio; el genocidio del pueblo palestino por parte del estado israelí sionista y fascista; el conflicto entre Pakistán e India y la creciente tensión en Asia no son eventos aleatorios, sino síntomas de la intensificación de la competencia entre potencias imperialistas que buscan una salida a la crisis general del capitalismo a costa de sus competidores, mediante la adquisición de mayores cuotas de mercado, el control de fuentes de energía, recursos naturales y humanos, y rutas comerciales. El «multipolarismo» es el lema central de la política exterior del capitalismo chino y ruso, que oculta la exigencia de una nueva redistribución del mundo por parte de potencias imperialistas emergentes. A esto se suma el hecho de que la creciente rivalidad interimperialista puede conducir a un enfrentamiento directo entre potencias nucleares, con consecuencias devastadoras para la humanidad y el planeta.
Los costos de los gigantescos planes de rearme en curso se descargan abiertamente sobre los hombros del proletariado y de las capas populares, que deberán soportar salarios cada vez más bajos, insuficientes para hacer frente a la inflación que siempre acompaña a la economía de guerra, recortes en el gasto social y en los servicios esenciales. Para imponer tales políticas, los Estados burgueses recurren al autoritarismo —hasta la anulación de elecciones cuando su resultado no es del agrado de la clase dominante—, al control policial y a la represión contra el movimiento obrero y los comunistas. La falsificación anticomunista de la historia y la censura se han convertido en prácticas crecientes en todo el mundo capitalista, desde EEUU hasta la UE y Rusia. Subrayamos que estas políticas anti-obreras, autoritarias y belicistas son implementadas a menudo por la socialdemocracia y la izquierda burguesa, cuya bancarrota política favorece el éxito electoral de los partidos de extrema derecha y allana el camino al fascismo.
En América Latina, las responsabilidades de la socialdemocracia en el empeoramiento de las condiciones de vida de la clase trabajadora son particularmente evidentes. El llamado «Socialismo del Siglo XXI», la nueva forma de socialdemocracia en la que se inspiraron diversos gobiernos progresistas en América Latina, ha revelado en última instancia sus limitaciones históricas y teóricas. Enraizado en ilusiones reformistas y en la democracia formal burguesa, más que en la ruptura revolucionaria y en la dictadura del proletariado, este modelo ha fracasado en abordar las bases estructurales de la explotación capitalista y de la dependencia imperialista. La visión sin clases de su política identitaria, que alimenta la ilusión de que pueden existir sujetos revolucionarios distintos a la clase trabajadora, ha llevado al “socialismo del siglo XXI” a priorizar alianzas con sectores de la burguesía. El intento de humanizar el capitalismo en lugar de derrocarlo y destruir el Estado burgués ha convertido a estos gobiernos progresistas en regímenes corruptos, cada vez más alejados de las masas trabajadoras y, por ello, cada vez más represivos. El caso de Venezuela bajo el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) es un claro ejemplo. El régimen del PSUV ha traicionado en la práctica las aspiraciones revolucionarias de la clase trabajadora. Ha adoptado cada vez más una línea anti-obrera, anticomunista y autoritaria —criminalizando organizaciones laborales independientes, persiguiendo al Partido Comunista de Venezuela, e implementando la restauración de un capitalismo basado en los ingresos petroleros, profundamente dependiente del mercado exterior. La profundización de la crisis económica, agravada por las sanciones imperialistas, ha sido utilizada como pretexto para desmantelar derechos laborales, privatizar industrias clave y reprimir la disidencia. Lejos de avanzar hacia el socialismo, el PSUV se ha convertido en una herramienta para gestionar la crisis del capitalismo venezolano en beneficio de una nueva burguesía burocrática. Esta degeneración reaccionaria subraya la necesidad de una dirección revolucionaria, de la independencia del proletariado y de la lucha intransigente por el socialismo genuino.
Estamos convencidos de que el fortalecimiento de los Partidos Comunistas y Obreros, profundamente enraizados en la clase trabajadora y basados coherentemente en el socialismo científico y el marxismo-leninismo, así como la estrecha cooperación entre ellos en el espíritu del internacionalismo proletario, son esenciales para enfrentar la ofensiva del capital y construir las condiciones para una ruptura revolucionaria en América Latina y en el mundo entero.
Queridos camaradas, reafirmamos nuestra solidaridad con el Partido Comunista del Ecuador y nuestro compromiso común con la lucha por el socialismo y la dictadura del proletariado.
¡VIVA EL SOCIALISMO-COMUNISMO!
¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!
Roma, 17/05/2025
FRENTE COMUNISTA DE ITALIA
El Buró Político del Comité Central